viernes, 16 de noviembre de 2007

El sentir de la desesperacion en un segundo...

Había estado retrasando mucho el escribir... estaba esperando que no se diera alguna oportunidad para hacerlo, ya que en su mayoría se representa en cierta parte cualquier pensamiento, que mal o bien puede quedar oculto entre tanto parlamento, pero aún así está.

Pero está en mi sacar ese hilo de preguntas y respuestas, para que sólo quede al viento. Por desgracia, el aire congelado y la bulla del exterior me adormecen. No es su culpa que quieran que no abra los ojos para lo que me espera.

...

Es más, espero algunos minutos para sobrellevar ese mal sueño. Entre ese suspiro inspirado de lo último; que pueden percibir mis sentidos, mi mente atontada y mi ser callado. Sólo se escuchan los murmullos de unos cuantos, que con facilidad, se enredan por los brotes del ruido que emanan esos gigantes con ruedas. Es difícil pensar en esos casos.

y al pasar el mal rato entre rocas, tratando de conciliar al menos algo del sueño perdido, sale a flote lo que podría pasar... le tengo tanto miedo a ese momento... y aunque sea solo un momento, no puedo describir lo que es el que te pisoteen, permitir que lo hagan y tratar de sobrellevar todo el peso de la culpabilidad.

Las vueltas en mi cabeza no paran; el cerebro ha pasado meticulosamente separando todo indicio de salvación, mas creo que no debo de retrasarlo, más de lo que lo he dejado... Estoy a la espera de ese ruido ensordecedor, que me matará de golpe y me traerá a la vida como un estropajo. El mundo es así, pero hubiera querido que la tierra se hubiese tragado parte de mis penas, por lo menos, por un rato.

martes, 6 de noviembre de 2007

El despertar entre espejismos...


Se dice que en la oscuridad del desierto, se puede ver las almas pasar a su descanso final...



... y aunque no haya comprobado a ciencia cierta lo especulado, vienen a mi mente lugares, remotos, escondidos, donde se puede llegar a conversar con los elementos y la pura esencia de la vida.



Que son unos cuantos pasos, cuando al final puedes recorrer inmensidades a tan sólo levantar la mirada al horizonte?



La expectativa de cumplir un sueño te regocija, te enternece, te llena esa mirada perdida que suele aparecer en cualquier momento. La verdad es, que puedes llegar a despreciar tanta armonía entre la helada brisa del verano, o el rocío vano que se presenta como una cortina a este espejismo.



El deseo de estar presente se desvanece al pasar los minutos; no soy la única que conoce el sendero a esta utopía aparente, que de pronto desaparece para albergar a soñadores, eléctricos, energúmenos, y otras especies raras. Todo pierde su oscuro encanto, todo se convierte en un espejismo que es despertado cruelmente por la mañana, que se presenta en el horizonte.



Ese es el momento en el que tomo el último respiro y me escondo entre las amapolas, para seguir soñando entre lirios y serpientes, esperando un nuevo día para volver mi vista a ese espectáculo, que siempre tengo presente, cuando debo de soñar.